-Él no es humano- respondió
+¿Y por qué iba a serlo? ¿Esperas que los ángeles sean humanos?

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miércoles, 12 de octubre de 2011

El juego

¿Qué estas tramando?- preguntó Iris clavando sus ojos en los de él. -¿A dónde vamos?

-Tranquila pequeña fierecilla, no te preocupes. Solo voy a proponerte un juego. - respondió con ojos burlones.

-¿Qué clase de juego? No me fió de ti, eres un pervertido.- declaró Iris apartándose de él.

-No seas así, solo tienes que dejar que te ponga una venda. - aclaró él mientras se llevaba una mano al bolsillo de la chaqueta y sacaba un pañuelo color azul oscuro. Se lo mostró a Iris poniéndoselo justo delante, provocando que ella parpadeara y pusiera los ojos bizcos para verlo.

Iris frunció el ceño, desconfiando aún de él, pero le dejó hacer.
Una vez colocada la venda Jorge la condujo durante unos metros más a un pequeño café.
El aire le llevó a Iris diferentes olores al traspasar la puerta, pan tostado, churros, café recién hecho y chocolate caliente, todos ellos mezclados con el inconfundible olor del tabaco.

Jorge la condujo hasta una de las mesas y llamó con un gesto a un camarero, al que susurró algo al oído.

-¿Qué haces? ¿Dónde estamos? ¿Qué tramas? ¿Qué... ? - Un torrente de preguntas salían de la boca de Iris sin cesar, pero la única respuesta que obtenía era un "ya lo sabrás"
Al poco el camarero trajo lo que Jorge había pedido. Un plato distinto de cada uno de los desayunos.

-Es muy sencillo pequeña, solo tienes que decirme qué es lo que estás comiendo. - explicó Jorge.

-Y es un juego absurdo- replicó ella cruzando los brazos.

-Esta es mi chica- exclamó él con una sonrisa.

-No soy tu chica- gritó ella.

-Esta bien, esta bien- se disculpó Jorge- Empecemos a ver si eres tan inteligente.

Jorge cogió un trozo de tostada con mermelada y se la acercó a Iris a la cara. Ella entreabrió la boca pero de poco le sirvió pues Jorge le estampó la tostada en la cara.

Jorge estalló en carcajadas. -Lo siento, soy un verdadero torpe. - decía sin parar de reír.

Iris se levantó echa una furia y se lanzó sobre él, puños por delante.

-Eres idiota- repetía una y otra vez.

-No seas tonta, era un juego. Además lo volvería a repetir con tal de que te tiraras otra vez así sobre mí, aunque en otras circunstancias. - respondió él.

-¡Pervertido!- gritó ella.

Después de largo rato Jorge logró que Iris le perdonara.
Más tarde la mañana transcurrió en un parque, a orillas del río, tumbados en el césped, entre besos y caricias.

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