Maldita Vergüenza

¿Os habeis visto alguna vez en una situación que os ha resultado incómoda? Seguro que sí. Yo me he visto en muchas de estas situaciones. 

He echo cosas de las que no me enorgullezco, pero no me arrepiento de ellas, eran parte de mi. La parte de mi que se dejaba llevar por la vergüenza. 

Vergüenza de pensar en el qué dirán. 

Vergüenza de qué pensaran de ti 

Vergüenza de hacer el ridículo

Vergüenza de reconocer los errores

Vergüenza de decir lo que piensas

Vergüenza de conocer gente

Vergüenza, en definitiva, 

de mostrarte tal como eres. 

Quizás sea por esta Maldita Vergüenza por la que me he distanciado de algunas personas, o he dejado de conocer a otras que me habría encantado conocer. 

Afortunadamente, y para propia alegría, cada vez la vergüenza, cual piel de serpiente, se va desprendiendo de mi (o yo de ella), poco a poco, escama a escama; ya, que ahora no la necesito, no necesito esconderme a mi misma bajo falsas sonrisas e ideas que no son mías, ya no. 

Hoy puedo presentarme al mundo y decir: 

¡Esta soy yo!