Algo más que todo

Esperaba paciente conteniendo el aliento, casi sin respirar. Era como el niño a punto de asomarse al borde de la valla, era como el aire poniéndose de puntillas, como un suspiro justo antes de escapar de su cárcel.
Allí estaba él, frente a aquel compañero que tantas frustraciones le había traído, tantos agobios, tantos enfados y sin embargo, lo amaba, lo amaba en cada una de las formas que adoptaba, melancólico, serio, alegre o juguetón.
Respiró hondo una vez más y cerró los ojos evocando aquel recuerdo, suspiro, posó las manos sobre él, acariciando sus teclas y con un último movimiento, comenzó a tocar.