-Él no es humano- respondió
+¿Y por qué iba a serlo? ¿Esperas que los ángeles sean humanos?

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lunes, 25 de julio de 2011

Valor

Hoy hacia ya tres meses. Tres meses desde que conociera toda la verdad acerca de Alex; y todo aquello aun la corcomía por dentro. Como había podido hacerle aquello, después de todas las cosas que habían vivido, tras todos los momentos que compartieron.

Iris se dió media vuelta en la cama. La habitación estaba en penumbra y la luz roja de su reloj de mesa indicaban las 10 de la noche del sábado. En la silla de la habitación reposaba la ropa de aquel día, tal y como la había dejado caer. Los pantalones oscuros asomaban por debajo de la sudadera de un azul gastado, al pie de la cama, las botas de media caña, negras y con algunas rozaduras.

Esa había sido su indumentaria esos tres meses, sudaderas con gorro, pantalones oscuros y sus inseparables botas negras.
"Si no supiera quien eres ni siquiera pensaría que fueras una chica" Acostumbraban a decir Kate y Helena.
No se lo reprochaba, ella misma lo habría dicho de haber sido ellas. Además, las quería,ellas habían sido las únicas que la habían soportado todos esos meses. Incluso la habían acogido en su pequeño piso.

Alguien irrumpió en la habitación de golpe, haciendo ruido aposta para despertarla. Eran ellas.
Subieron las persianas y abrieron la ventana mientras hablaban.
-No podemos permitir que sigas de esta manera Iris- dijo Kate.
-Tienes que salir de esta situación- la interrumpió Helena - te hemos dejado estos meses, porque comprendemos que fue un duro golpe para ti, pero no puedes pasarte la vida así.
- ¡Exácto! - exclamó Kate - Así que hoy vas a salir con nosotras.

Iris asomó la cabeza por debajo de las sábanas parpadeando a causa de la luz. Una vez sus ojos se hubieron acostumbrado a ella miró a sus amigas. Estaban vestidas para salir a triunfar. Kate se había recogido el pelo en un complicado moño y Helena se había alisado el pelo.
Ambas lucían dos vestidos. El de Kate de distintos tonos de negro, descendía en volantes hasta por encima de las rodillas, donde empezaban las piernas que acababan en unos tacones negros. Helena, ataviada con un vaporoso vestido azul de dama de honor, liso y con distintos adornos en blanco y algo más largo que el de Kate; los tacones del mismo azul que el vestido con los dedos destapados.

Las dos tenían la misma mirada decidida, e Iris comprendió que por mucho que se negara conseguirían sacarla de casa.

Es la primera vez que escribo algo parecido. Espero que os guste 

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