Imagino la vida como un largo camino oscuro, sí, oscuro; no es bonito, ni agradable; solo una basta extensión de terreno únicamente perturbado por un camino igual de lúgubre.
Sobre ti, un cielo sin luna, sin estrellas. Nada.
No sabes con que piedra o bache tropezarás, ni cuantas piedras dejaran sus heridas en tu piel, solo sabes que debes seguir caminando pase lo que pase.
Perdiendote a menudo y dando mil vueltas sin saber por dónde ir.
Por suerte, a lo largo de nuestro camino vamos encontrando estrellas, y estas te acompañan en tu travesía, haciendola menos pesada y más alegre.
Se quedan para ayudarte a ver un poco mejor, para hacerte compañía o darte calor.
Las hay de todos tipos; grandes y pequeñas, chispeantes y apagadas, alegres y tristes, eternas y fugaces... ; y todas, todas ellas tendrán algo que aportarte, algo para enseñarte.
Algunas se marcharan, pero no estes triste.
Si al recordarlas consigues sonreir, entonces no se habrán ido en vano.
Estarán ahí para señalarte la piedra o el bache, y te levantaran si a pesar de todo te caiste.
Compartireis vuestras tristezas y vuestras alegrías, llorareís y reireis con ellas.
Y al final de camino, cuando mires atrás por última vez, mostrarás tu última sonrisa sincera, porque el camino habrá merecido la pena.
me encantan mis estrellas
maria isabel! preciosa la entrada, me ha emocionado y todo jaja esk es de un tema q me gusta mucho jaja Un beso! :)
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